viernes, 5 de noviembre de 2010

HISTORIA DEL BOSQUE ENCANTADO

Érase una vez, hace ya mucho tiempo, un niño, llamado Félix, que fue a dar un paseo al bosque. Llevaba una camtimplora y unos sándwichs. Félix se alejó mucho y ya no sabía cómo volver. Al rato de estar buscando un camino por donde salir se encontró con una niña que estaba llorando.
-¿Qué te pasa? -preguntó Félix.
-Que me he perdido en el bosque y no sé volver -dijo la niña.
-¿Cómo te llamas? -preguntó Félix.
-Me llamo Hada -dijo la niña.
-¿Y tú?-preguntó Hada.
-Yo me llamo Félix.
Los dos siguieron andando por el bosque a ver si encontraban por donde salir. Al cabo de un rato estaban cansados y se pararon en una sombra para comer algo.
Félix sacó de su mochila su cantimplora y unos sandwichs y empezaron a comer.
Pasó un rato y siguieron andando. Oyeron a un animal llorar, era un perro que se había roto la pata. Lo cogieron y se la entablillaron la pata. Al cabo de un rato vieron cómo las ramas echaban polvo blanco, y de pronto el perro se curó y se puso a saltar. Era como si el árbol tuviera vida.

A lo lejos se veía una casa de color verde. Se fueron acercando poco a poco y, conforme más se acercaban, oian unas voces extrañas que salían de la casa. Las voces parecían proceder de alguien embrujado. Ellos sentían miedo por de aquellas voces tan extrañas. Al cabo del rato decidieron entrar en la casa. Dentro había una mujer muy rara, tenía el sombrero y el traje negro, parecía una bruja.
La mujer les ofreció un pastelito a cada uno, ellos lo aceptaron, pero el pastel estaba malo. Los niños siguieron el camino para salir del bosque, pero empezaron a sentirse mal, como con un dolor de estomago muy fuerte. Pararon a ver si se les pasaba un poco. Se les pasó un poco y siguieron andando, seguían escuchando aquellas voces extrañas, pero ahora procedían de otro sitio. Intentaron ver si encontraban de dónde venía la voz. Se trataba de una fábrica abandonada. Había un hombre vestido de blanco, les dijo que si querían pasar a verla, ellos aceptaron e iban siguiendo los pasos del hombre, miraban para atrás y veían como unas sombras que no eran de ellos.
-¿De quién son esas sombras? -preguntaron los niños.
-De los dueños de esta fábrica -dijo el hombre.
-¿Y tú cómo lo sabes? -preguntaron los niños.
-Porque eran mis padres -dijo el hombre.
-¿Y tú qué haces aquí? -preguntaron los niños.
- La estoy reconstruyendo para quedármela yo -dijo el hombre.
Los niños siguieron andando hasta que llegaron al final de la fábrica. Ellos le preguntaron al hombre por dónde podían volver a sus casas. El hombre les dijo que buscaran alguna huella de un coche o de una persona. Siguieron el camino y descubrieron algunas huellas de un coche, siguieron las huellas y escucharon el sonido de los coches muy cerca de ellos, siguieron y vieron los coches pasar por una carretera.
Resulta que estaban en el parque de la ciudad. Ellos se sorprendieron al verse tan cerca de sus casas. Después de andar un rato llegaron a la casa de Félix y su madre muy contenta fue a abrazarle y a preguntarle lo que le había pasado.
La madre le pregunto quién era esa niña y Félix le dijo que era una amiga que se había encontrado cuando se había perdido. La madre dijo que Félix la llevara a su casa. Félix la llevó, como le dijo su madre. Llegaron a la casa de Hada y su madre estaba muy preocupada por ella, se sentaron y comenzaron a hablar de todo. Pasó mucho tiempo, cada día se iban a jugar al parque y a comprarse chucherías. Fueron felices y comieron perdices.

Sara y María del Mar.

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